El machismo y la dominación masculina son problemas profundamente arraigados en nuestra sociedad que buscan sistemática y deliberadamente menoscabar el poder y la autonomía de la mujer. A través de la naturalización del dominio, el aislamiento involuntario y la dependencia económica, los hombres intentan perpetuar un sistema injusto que les otorga privilegios a costa de la opresión femenina y la coacción hacia sus derechos fundamentales. Este entramado de desigualdad no solo afecta a las mujeres, sino que también repercute negativamente en la cohesión social y el progreso colectivo. Es fundamental deconstruir estas dinámicas de poder, cuestionar los roles de género impuestos y luchar activamente por la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida. Solo así podremos construir una sociedad más justa, equitativa e inclusiva, donde cada individuo tenga la oportunidad de desarrollarse plenamente sin las ataduras del machismo.